Delta. La Pesquisa. II

II

Bajo la atenta mirada de su padre, Bekka seguía entrenando al grupo de asalto que debía atacar y confinar el Consejo de Pensadores de la ciudad. Él seguía preocupado por la actitud de la joven y ella no dejaba pasar cualquier oportunidad para demostrarle a su padre su independencia con su rebeldía.

Durante la lucha simulada en la que estaba adentrada la joven, sufrió un duro golpe que le hizo caer y gritar de dolor. Su padre se encogió, pero no acudió en su ayuda. Los jóvenes que estaban con ella le ayudaron a levantarse.

Estoy bien, son cosas que pasan. – dijo ella. – Tranquila, no es nada. Si atacas así en la ciudad, no van a poder parte. – dijo mirando a la joven con la que luchaba.

Todos rieron y siguieron entrenando, aunque esta vez Bekka se quedó apartada dando instrucciones. Cuando se puso el sol, la joven consejera estaba acabando de recoger algunas cosas mientras los demás la esperaban. Ella miró hacia los arboles observando que aún estaba su padre sentado.

– Id vosotros, ahora os alcanzo. – dijo la joven.

Markus se levantó y se acercó hacia su hija, esta acabo de recoger y lo esperó.

– Vas a tener que cuidarte eso. – dijo Markus señalando.
– Con suerte no será nada.
– Ha sido un mal golpe, pero necesitarás reposo.
– Necesito seguir entrenándolos, están muy verdes.
– Quizás deberíais desistir de esa misión suicida, nadie con experiencia se ha apuntado de voluntario.
– Estamos cumpliendo con lo votado democráticamente. – dijo en un tono institucional
– Bekka… – dijo en un tono fraternal. – Es un suicidio ir con toda esta troupé. No están preparados.
– Para eso entrenamos Comandante. – prosiguió con el tono institucional. – Además si no fuera voluntario estaríamos mejor preparado.
– Sabes de sobra que para que una propuesta tan seria como la guerra sea de obligatorio cumplimiento necesita el consenso de todo el consejo i no fui el único en rechazarla.
– Los que no apoyaron la propuesta hacen siempre lo que tu digas.
– Los consejeros son libres de votar lo que quieran.
– Venga papá, no me vengas con cuentos.
– ¿Ahora si soy tu padre, – dijo Markus ralentizando la continuación para dramatizar más la pregunta. – consejera?
– A veces desearía que no lo fueras. – dijo Bekka antes de irse hacia el campamento.

Markus se quedó sentado pensando en las duras palabras que le dijo la joven.