Delta. La Academia- VI

VI

En la sala se encontraban las trece consejeras y consejero sentados como el día anterior. Si bien es cierto que el tema que les reunía extraordinariamente por segunda vez consecutiva era completamente diferente, no dejaba de tener conexiones y Markus esperaba un consejo mucho más tenso que el anterior.

– No podemos seguir sin hacer nada mientras matan a nuestra gente. – dijo uno de los consejeros más extremista.
– Lo que no podemos es asegurar que el ataque sufrido fuera de la ciudad. – replicó una fiel consejera del Comandante.
– Tenemos las pruebas que indican que fueron ellos.
– No son concluyentes.
– No sólo tenemos el rastro de túnica. Os recuerdo que también hemos encontrado esta arma diseñada con la tecnología y con el sello del departamento de la Academia. ¿Quién sabre si ahora en la Academia se dedican a planear nuestra aniquilación?
– Consejero, ruego que utilices un lenguaje menos violento. – dijo Markus. – Como bien apunta nuestra consejera no es concluyente.
– Que no sea concluyente no quiere decir que no sea verdad. – dijo una consejera de la parte más radical. – Propongo votar en carácter de urgencia la formación de unas milicias para atacar la ciudad.
– Consejera, no estamos preparados para aguantar contra su ejército. – dijo Markus.
– ¿Quién ha dicho que sea una batalla clásica? – replicó Bekka.

Markus que estaba de pie se quedó paralizado al escuchar a su hija. El resto de las consejeras y consejeros esperaron a que alguno de los dos reaccionara.

– Un asalto con pocas milicias bien preparadas. Una buena estrategia, entramos y tomamos el Consejo de Pensadores desde dentro. Una vez allí, podemos desactivar toda su defensa, sin humanoides no son nada.
– Es muy arriesgado. – dijo la consejera fiel al Comandante intentando que este rebatiera a su hija.
– Tenemos a muchos simpatizantes entre los artesanos. Si conseguimos tomar el control desde dentro del Consejo de Pensadores se unirán a nosotros. Por fin le daremos a Delta un futuro como el que se merece. – concluyó Bekka.

La gente desde fuera que estaba escuchando a la joven consejera empezó a entonar gritos de guerra trasladando el tenso ambiente del interior al resto del campamento rebelde.

Markus que seguía paralizado, entendió que esta situación ya no podía ser salvada. Se sentó mirando al suelo y tras un silencio incómodo dirigió la mirada hacia Nil.

– Secretario, procedamos a la votación. – dijo el Comandante.

Tras una votación especialmente rápida, se contaron hasta 10 votos a favor y tres abstenciones producidas por el Comandante y las dos consejeras más veteranas. Tras dictar acta y fe de lo ocurrido permanecieron Markus y Nil en la sala.

– Comandante, esto no va a salir bien. Las represalias pueden ser terribles. – dijo Nil.
– Hay algo que no acaba de encajarme en todo esto. – dijo Markus.
– ¿En qué piensa?
– Las túnicas de Delta son especiales, no se rompen tan fácilmente y no había rastro de sangre en ella.
– ¿Y el arma?
– Esa arma puede llevar aquí mucho tiempo. ¿Te acuerdas de Rob?
– Si. Un gran humanoide cómo su creador.
– Si, aunque fue una pena que no vinieran con nosotros hace años, se quedaron y han sido uno de nuestros contactos desde dentro. Él me regaló una como esa hace meses.
– ¿Quiere decir que el asesino puede ser un ciudadano de rebelde?
– Quiero decir que hay alguien que esta tratando de ocultar la verdad.