V
La luz que rebotaba en la estructura flotante del edificio hacía del despacho de la directora un lugar más amplio y luminoso de lo que realmente era. La decoración minimalista y los grandes ventanales sumaban en esa percepción de estar en un lugar inmenso, pero a la vez protegido.
Tras entrar Emma, la humanoide que la acompañaba cerró la puerta. La directora invitó a la joven a tomar asiento y esta tímidamente fue acercándose a la silla. El miedo de haber sido descubierta o de que hubiera fallado algo en su plan con Rob le comía por dentro.
– Emma, tengo que comunicarte que tus padres han sido encontrados sin vida.
La joven respiró y descansó internamente mientras fingía estar sorprendida y dolida. Se echó las manos a la cara tapando su rostro y así poder ocultar que realmente no estaba sorprendida por ello.
– No saben que ha pasado, aunque todo apunta a un asalto por algunos rebeldes durante la jornada de ayer.
Emma volvió a fingir lamentos, aunque esta vez moderó la intensidad para no dramatizar la interpretación que estaba llevando a cabo.
– Ahora es el momento de ser fuertes, a pesar de que tienes un año para decidir si renuncias a tu vida del pasado, creo que la vida te está dando una oportunidad magnífica para ser una gran pensadora en Delta sin estar atada al pasado. – dijo la directora.
– ¿De verdad que me está diciendo que ahora solo piense en el futuro de Delta? – le recriminó.
– Sabes muy bien las condiciones en las que te gradúas como Pensadora en la Academia, al fin y al cabo, en lugar de renunciar después de un año aquí. El destino te ha puesto más fácil la elección. – Emma miraba a la directora con cierto recelo. – A pesar de todo, estás en tu derecho de renunciar a un futuro excelente y entrar en el programa como artesana. La casa de tus padres va a ser guardada hasta que tu decidas que hacer con ello.
– ¿A que ahora si puedo decidir? ¿Ya habéis decidido por mí lo suficiente?
– Es normal que ahora encuentres sentimientos de rechazo, pero entiende que la Academia quiere lo mejor para cada uno de nosotros.
– ¿Dónde está Rob?
La directora no respondió y Emma se puso nerviosa.
– Directora, le he preguntado qué dónde está Rob.
– Están inspeccionando su memoria para ver que ocurrió.
– ¿Quién?
– Ahora mismo está en el departamento de humanoides de la Academia.
Emma hizo el amago de levantarse, pero la directora le hizo un gesto para que volviera a sentarse.
– Hay que esperar a que acabe el proceso, luego podrás decidir que hacer con él.
– Quiero que viva conmigo en la Academia.
– Eso no es posible
– Porque no. Él ya no tiene nadie a quien servir, yo como pensadora tengo derecho a tener un humanoide.
– Tendrás que esperar a la graduación.
– Lo quiero a él y lo quiero ahora, sino renunciaré a estar en la Academia.
La directora contuvo la respiración.
– Veremos qué podemos hacer. – dijo la directora. – Cuándo acaben con Rob te avisaremos. Ahora vete a clase, recuerda que eres una pensadora desde el primer día de Academia.
Emma hizo un gesto de gratitud ante la directora antes de levantarse. Justo después abandonó el despacho dejando a la directora mirando a través de la ventana pensando en como solucionaría lo del humanoide.