II
Tras la reunión habitual de media mañana empezaron a escucharse rumores entre los rebeldes. “Van a cerrar por completo la ciudad” se rumoreaba por algunos círculos. “Nos enviarán el ejército de robots para acabar con nosotros” se escuchaba entre los más catastrofistas. A pesar de el runrún latente entre la población refugiada a las afueras de la ciudad, no dejaba de ser un día más para todos ellos excepto para Bekka, la más joven de las sargentas.
Ella sentía una conexión especial con la ciudad a pesar de no haber crecido en ella. El Comandante Markus, la sacó de la ciudad junto a muchos que huían como él de Delta, en la mayor fuga de jóvenes hace diecinueve años. De aquella generación quedaron muy pocos en la Academia, entre ellos Teresa.
Bekka sabía que esa misma mañana le tocaba pasar el proceso a su generación para entrar en Academia, un lugar soñado a la par que repudiado por su sistema de propagación de las clases en Delta. Ella suspiró mirando hacia el horizonte donde imaginaba la ciudad.
– Hoy te hubieran marcado para toda la vida. – le dijo Markus.
– A veces pienso que hubiera sido mejor estar allí para cambiar las cosas. Aquí llevamos mucho tiempo sin actuar.
– Y a pesar de ello, nos culpan del caos que hay dentro de la ciudad.
– Deberíamos darle razones.
– Bekka, tienes que controlar tus impulsos para ser una buena comandante.
Ella se levantó de la mesa y empezó a andar hacia la costa resoplando y pensando sobre las palabras de Markus. Él se levantó y la siguió – Bekka, espera… – dijo cariñosamente instantes antes de que empezara una acalorada discusión entre los rebeldes que llevaban bastante tiempo debatiendo.
– Tenemos que ir a tomar la ciudad. – exigió un joven.
– Debemos acabar con los robots y a todos sus aliados – replicó una veterana.
– Eso. – se escuchaba entre gritos de guerra.
Markus que se había parado a escuchar la trifulca se acercó para hacer una llamada a la calma.
– Calma, calma. La guerra no nos llevará a ninguna parte.
– El inmovilismo tampoco – sorprendió Bekka alzando la voz.
– El espíritu de la rebelión nunca fue la guerra.
– Disculpe Comandante, pero debemos atacar la ciudad ahora.
Empezaron a escucharse jaleos y gritos de guerra entre algunos rebeldes mientras otros esperaban la respuesta firme de su Comandante.
– El Consejo decidió no actuar. Están las cosas muy tensas en la ciudad. – dijo Markus
Entre la gente se notaba un ambiente bélico, falto de medidas más radicales.
– Quizás el Consejo debería reunirse de nuevo. – replicó Bekka que se vio reforzada en su posición con más gritos y jaleos entre la gente.
-Muerte a los robots! – se escuchó entre los gritos, un cántico que empezó a coger fuerza.
– Bekka… – dijo Markus condescendiente.
Bekka miró a los ojos a Markus mientras se unía a los gritos y jaleos que reclamaban entre los rebeldes. Entre todo ese ruido se acercó Violeta a Markus – Han matado esta mañana a los padres de Emma. – dijo Violeta con el asombro de Markus que observaba el motín que se estaba preparando bajo el liderazgo de Bekka.
– Queda convocado el Consejo para una reunión extraordinaria con urgencia. – dijo Markus para tratar de contener a los más radicales.